Incorporar la actividad física y el deporte en tus rutinas es vital para mantener una calidad de vida y bienestar en tu día a día, sobre todo si convives con la DMAE húmeda. La actividad física no solo te ayuda a mantener unos hábitos de vida saludables, sino que puede mejorar tu actitud y estado de ánimo, además de reducir la ansiedad.
Hoy te traemos algunos consejos para que la DMAE no sea un freno en el ámbito del ejercicio físico:
- Ponte objetivos relacionados con el ejercicio. Marcarse metas puede ser útil para ceñirte a unas rutinas como, por ejemplo, caminar media hora al día. Consulta con tu médico sobre los ejercicios que pueden ser más apropiados para ti y así poder establecer unos objetivos acordes con esto.
- Escoge deportes o ejercicios que sean recomendables para tu situación. Cada persona con DMAE es única, por ello, tendrás que escoger aquellos ejercicios que más te beneficien. Ten en cuenta que no debes forzar demasiado, y asegúrate de que la actividad física que realizas, tanto fuera como dentro de casa, es la adecuada.
- Se creativo. Si no quieres ir a un gimnasio o montar tu propio gimnasio en casa, tienes diferentes opciones:
- Sal a caminar a la calle mientras llamas a algún familiar o amigo, o mientras escuchas algún audiolibro, podcast o música.
- Acude a alguna clase online que puedas hacer desde tu salón.
- Puedes utilizar utensilios que tengas por casa como pesas pequeñas.
- Organiza tus rutinas de ejercicios. Establece horarios para hacer deporte e inclúyelo como parte de tu día a día.
- Haz deporte en compañía. Puedes realizar estas actividades con familiares y amigos para hacer del ejercicio algo más divertido si te cuesta. Comparte también tus logros y experiencias con ellos, eso te motivará para seguir adelante con el ejercicio.
Consulta siempre con tu médico cualquier duda antes de empezar a practicar algún nuevo deporte o ejercicio, para que él pueda garantizar tu seguridad y aconsejarte para mejorar tu calidad de vida.