La comorbilidad también implica una interacción entre ambas enfermedades que puede empeorar la evolución.
En el caso de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), la presencia de un trastorno psicológico derivado de la aparición de esta enfermedad visual puede conllevar:
- Baja adherencia a los tratamientos oftalmológicos
- Desatención a los síntomas
- Peor afrontamiento de las limitaciones diarias causadas por la falta de visión
- Dificultad para conocer, entender y aceptar los síntomas visuales
- Dificultad para el control de las emociones Inactividad o pasividad e inhibición social
La convivencia de la DMAE y los trastornos psicológicos implican que la evolución o el curso de ambas enfermedades se vean condicionadas mutuamente. Es decir, nuestra situación emocional puede empeorar como consecuencia de un mayor deterioro ocular y viceversa, el trastorno psicológico puede perjudicar el pronóstico visual por la desatención a los síntomas, la falta de adherencia o el poco cuidado personal.
Comorbilidad con otras patologías físicas y orgánicas
Los recursos propios y externos no son tan accesibles, es entonces cuando la persona con DMAE se vuelve más dependiente y necesita de su entorno más cercano para afrontar su día a día. Por ejemplo, es habitual que algunas personas con problemas de movilidad y visuales reduzcan su actividad física y social (como salir a andar o a comprar) por miedo a salir solos y sufrir una caída. En el caso de las personas que además de los problemas visuales también presentan un deterioro cognitivo se limita el uso de ayudas ópticas y tecnológicas para leer, escribir o ver la televisión.
El entorno familiar y social es clave en el acompañamiento emocional del paciente con DMAE. Puede ayudarle a detectar conductas que no ayudan a su adaptación y motivarle y colaborar en el control y seguimiento de la enfermedad.
A continuación, D. Felipe Yagüe Pelegrina, psicólogo especialista en el ajuste a baja visión y ceguera en la Asociación Discapacidad Visual Catalunya B1+B2+B3 y en las clínicas del Dr. Jordi Monés y Macula Foundation, explica más detalladamente cuándo el impacto psicológico se convierte en una comorbilidad.