comorbilidad

Cuando el impacto emocional se convierte en una enfermedad

La comorbilidad es un término que sirve para describir dos o más trastornos que coinciden en la misma persona. Pueden ocurrir al mismo tiempo o uno después del otro.

La comorbilidad también implica una interacción entre ambas enfermedades que puede empeorar la evolución.

En el caso de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), la presencia de un trastorno psicológico derivado de la aparición de esta enfermedad visual puede conllevar:

  • Baja adherencia a los tratamientos oftalmológicos
  • Desatención a los síntomas
  • Peor afrontamiento de las limitaciones diarias causadas por la falta de visión
  • Dificultad para conocer, entender y aceptar los síntomas visuales
  • Dificultad para el control de las emociones Inactividad o pasividad e inhibición social

La convivencia de la DMAE y los trastornos psicológicos implican que la evolución o el curso de ambas enfermedades se vean condicionadas mutuamente. Es decir, nuestra situación emocional puede empeorar como consecuencia de un mayor deterioro ocular y viceversa, el trastorno psicológico puede perjudicar el pronóstico visual por la desatención a los síntomas, la falta de adherencia o el poco cuidado personal.

Comorbilidad con otras patologías físicas y orgánicas

La DMAE es la patología visual más relacionada con la tercera edad. Con el envejecimiento nuestros órganos se deterioran. Por esta razón es posible que la DMAE coincida con otras limitaciones derivadas de otras enfermedades (pérdida de movilidad, alteraciones cognitivas, etc.). Esta convivencia de enfermedades supone una mayor dificultad para aceptar y afrontar la baja visión.

Los recursos propios y externos no son tan accesibles, es entonces cuando la persona con DMAE se vuelve más dependiente y necesita de su entorno más cercano para afrontar su día a día. Por ejemplo, es habitual que algunas personas con problemas de movilidad y visuales reduzcan su actividad física y social (como salir a andar o a comprar) por miedo a salir solos y sufrir una caída. En el caso de las personas que además de los problemas visuales también presentan un deterioro cognitivo se limita el uso de ayudas ópticas y tecnológicas para leer, escribir o ver la televisión.

El entorno familiar y social es clave en el acompañamiento emocional del paciente con DMAE. Puede ayudarle a detectar conductas que no ayudan a su adaptación y motivarle y colaborar en el control y seguimiento de la enfermedad.   

 

A continuación, D. Felipe Yagüe Pelegrina, psicólogo especialista en el ajuste a baja visión y ceguera en la Asociación Discapacidad Visual Catalunya B1+B2+B3 y en las clínicas del Dr. Jordi Monés y Macula Foundation, explica más detalladamente cuándo el impacto psicológico se convierte en una comorbilidad.